Si cultiváis un hábito, lo adquirís. Si os formáis un hábito de pensar «El Sí mismo conoce todo, pero nadie conoce al Sí mismo», entonces alcanzáis la Verdad. Si no hay discriminación uno se queda ignorante; así pues, pensad. Buscad la compañía del sabio. (esto tiene que ser cuidadosamente pensado, ya que los que son dios o el maestro, no necesitan de guias, ya que dios se guia a si mismo. (comentario personal)
Vivid con discriminación en este mundo de los cinco elementos. Los cinco elementos (espacio, aire, fuego, agua y tierra) os gobiernan. Así pues, debéis separar lentamente de vosotros mismos a ese mundo elemental. Esto significa que el mundo debe ponerse a un lado. Cuando yo no soy el cuerpo, ¿cómo puede entonces ser mío este mundo elemental? Podéis tener o bien a Dios o bien el mundo. Antes de la guerra del Mahabharata, el Señor Krishna dijo a Kauravas, «Yo estoy a un lado, y mi ejército estará al otro. Toma lo que quieras». Kauravas tomó el ejército, lo cual significa que tomó el mundo, y Pandavas tomó a Dios. El Señor Krishna dijo, «Yo soy sin cualidad, sin forma; no tendré ningún arma en mi mano». El mundo elemental debe ponerse a un lado con la ayuda del conocimiento. «Aham», el «ego», debe desaparecer. Aquellos a quienes no viene ningún bien a pesar de escuchar continuamente al jnani, debe etiquetárseles como «caídos».
Si a pesar de haber comprendido que el cuerpo es de casta baja, uno continúa queriendo más consciencia corporal, sabed entonces que se trata de un cuerpo muerto, de un cadáver. Si después de haber escuchado palabras sabias, no sienten ninguna devoción, tomadlos como «caídos». El ego debe desaparecer, pero no se desvanece; a esta condición se le llama el estado de jiva (el estado de ignorancia). La sensación de «yo y mío» es la razón de que haya devenido jiva (ignorante). «Yo y mío» deben ser eliminados. La Realidad Final es lo que es, la sensación de «yo» debe desvanecerse. Sin embargo, no desaparece. «Aham» («yo») es la forma de una sensación de ignorancia. Las escrituras han enunciado muchos métodos de borrar el ego. «Aham» («yo») es la más retorcida de las letras en sánscrito. El que ha visto la muerte de su propio ego es muy afortunado. «Yo vi la muerte con mis propios ojos; ciertamente, el ritual no tiene paralelo», dice el
Santo Tukaram.
El esfuerzo del jiva se dirige siempre a aumentar el ego, «Yo soy un aspirante, yo soy una persona realizada, yo soy esto, yo soy aquello». Con vuestro esfuerzo, alimentáis al que debe ser matado. Si borráis el ego, sois la realidad. Estoy contando cómo se alimenta al ego. Todo el mundo manifiesto visible es perecedero y no es verdadero. Seve porque es perecedero. Si no fuera perecedero, no habría habido un veedor. Debido a que hay el veedor, hay lo visto. Todo lo que se hace en este mundo es la obra de la mente, el intelecto, etc. Todo lo que veis o habláis, lo hacéis debido a que existen la mente y el intelecto, etc. Por consiguiente, mientras «vosotros» sois, el ego es susceptible de alabar y de insultar. Cualquier acción que se hace, tienen que hacerla los sentidos. Debéis someteros completamente al Sadgurú diciendo, «Mi mente no funciona en absoluto». Cuando mayor sea el uso que hagáis de vuestro intelecto, tanto más crecerá. Si actuáis dependiendo del intelecto del Gurú, cesará vuestro apego a este mundo. Sólo entonces es destruido el «ego» y uno comprende su propia muerte. «Refúgiate en mí renunciando a todos tus deberes y responsabilidades», dice el Señor Krishna. Sólo así os dejará vuestro ego. Si os refugiáis en vuestro Sadgurú (Maestro), todos vosotros sois el Parabrahman. Para esto, tenéis que abandonar vuestras viejas maneras. El que quiere comprender, tiene que destruir este ego. Si decís «Yo soy Brahman», observad que estáis llamando Brahman a ese «yo». Así pues, no puede haber comprensión a través de la meditación, la concentración, el mantra o la penitencia. Sólo puede haber comprensión a través de la compañía del que comprende, de los bhajans (plegarias), de la devoción al Sí mismo y de la comprensión del conocimiento impartido por los santos (el Maestro). Esta convicción es importante, y, sin embargo, la devoción del Santo Tukaram le hizo comprender que el Sí mismo natural existe tanto sin atributos como con atributos. «Cantad el nombre de Dios con fervor. No puede confiarse en este cuerpo, y la muerte viene en un abrir y cerrar de ojos».
AMRUT LAYA (Enseñanzas sobre el «ESTADO SIN ESTADO»)